A falta de unos días para el Día Internacional de la Mujer me hago esta pregunta: ¿Se puede conciliar? Y la verdad es que la primera respuesta que tengo es «No, no se puede». Siempre renuncias a algo. Te confieso que no me gusta ser pesimista ni quiero tener un tono mártir de mamá sufridora. Me gusta enfocar la maternidad como un aspecto positivo, de hecho el más positivo de mi vida. Sin embargo, soy consciente de que hay muchas otras cosas que podría hacer, o hacer con más frecuencia, si no fuera madre. Estas renuncias abarcan los ámbitos: laboral, social y personal.
Conciliar vida laboral con la maternidad
Esta es la esfera de nuestra vida más peliaguda. A mi modo de ver hay cuatro maneras de no conciliar, o lo que es lo mismo, de renunciar.
Renunciar a trabajar
Cuando me quedé embarazada dije en voz alta: «Yo no seré de esas mujeres que lo dejan todo porque han tenido un hijo. Yo seguiré trabajando aunque tenga que meterlo en la guardería a los tres meses. Allí aprenden.»
Luego me tragué mis palabras una tras otra. En aquel entonces no sabía cuánto un bebé necesitaba a su mamá. pero enseguida lo comprendí. Me quedé con mi personita los dos primeros años de sus vida, luego lo llevé a una escuela infantil. Ahora vuelvo a estar disponible para atenderle tras la escuela.
Renunciar a la maternidad full-time
Lo primero de todo es que no se trata de ser peor madre. Sigues siendo la misma de siempre y nadie va a querer a tus hijos más que tú. Yo renuncié a mi maternidad de jornada completa por trabajo. Es absolutamente respetable. Hay ocasiones en las que es vital hacerlo para poder llegar a fin de mes. Otras veces se trata de la necesidad de sentirse valorada como persona. Hay muchas razones para ir a trabajar y dejar a tus hijos al cuidado de otros. En este caso estas mujeres renuncian a una esfera de su vida durante al menos, ocho horas diarias.
Lo bueno es que suele darnos tiempo a llegar para leerles un cuento antes de irse a dormir.
Renunciar a las oportunidades laborales
Otra forma de no conciliar es trabajar a jornada partida. La diferencia entre el número de hombres y mujeres que se acogen a estos esquemas es significativa. Las consecuencias negativas dentro de las empresas que conceden esta modalidad también lo son. A poco que busques en internet encontrarás testimonios de madres con jornadas reducidas a quienes negaron un ascenso más que merecido.
Los trabajos a jornada partida permiten adaptarnos a las jornadas escolares. Esto es un viejo debate sobre el horario escolar y la imposibilidad de ajustarlo a la vida moderna. El tema es extenso así que lo dejaremos para tratarlo otro día en profundidad.
Renunciar a la seguridad económica
Las que trabajan desde casa rara vez lo hacen por cuenta ajena. En los países del sur el jefe necesita verte la cara para saber que estás trabajando. Si estás con el buscaminas o leyendo las noticias, no pasa nada. Lo importante es dejar la silla caliente durante un número de horas.
La gran mayoría de las trabajadoras desde casa suelen ser eso que ahora llaman «emprendedoras» que yo traduzco como «autónomas forzosas». Por supuesto, a algunas les va bien como demuestran estas historias o estas otras a nivel nacional.
Una vez decides ser emprendedora tener unos ingresos más o menos estables es algo que no te dejará dormir por las noches. A cambio, puedes recoger a tus hijos de la escuela y jugar con ellos por las tardes.
Conciliar vida social con la maternidad
Conciliar vida personal con la maternidad es un arte que pocos conocen. Hay quienes afirman que es imposible. Yo siempre pienso que querer es poder, pero aún así, es difícil. Leí en una encuesta espontánea en Twitter que un tercio de las madres habían cambiado de amigos tras la maternidad. Yo me siento identificada con esto en parte. Si bien es cierto que mantengo algunos buenos amigos de mi época anterior a la maternidad, es cierto que llega un momento que no les puedes seguir el ritmo.
Ya no te hablo de salir a discotecas o pubs, salir a cenar cada fin de semana o ir al cine a ver películas de adultos. Es cierto que hay que buscar momento para hacerlo, generalmente hay tres métodos:
- Tomar turnos con tu pareja para tener noches libres.
- Pedir a los abuelos un favor
- Llamar a la niñera
Como ves, en las tres situaciones necesitas pedir un favor a alguien o gastar dinero, por lo que es probable que lo hagas menos veces. Cuando nadie depende de ti entras y sales sin más.
En ocasiones, son ellos los que no te pueden seguir el ritmo a ti. Una tarde de parque puede no ser el tipo del ocio ideal para ellos.
Conciliar vida personal y maternidad
Está claro que dependiendo en qué etapa de la maternidad estemos tendremos más o menos tiempo para nuestras aficiones personales. No es lo mismo tener un niño de un año correteando por la casa y cambiando de juego cada diez minutos (con suerte) que uno capaz de jugar solito. Al segundo lo puedes dejar jugar solo durante un buen rato mientras tú lees un libro, haces ejercicio en casa o buscas recetas de cocina.
Aún así, hay que buscar tiempo y dedicárselo a una. Ponlo como una obligación del día a día. Yo lo incluí en mis propósitos de año nuevo y aquí puedes ver cómo lo llevo. Para conseguirlo puede ser necesario utilizar los mismos tres métodos del apartado anterior. Pero no te olvides que tener una afición te hará estar más relajada. Tus hijos necesitan una mamá feliz.
Conclusión
No sé si ha quedado muy pesimista este artículo, pero la verdad es que tenemos mucho camino por delante. Pero no debemos luchar solas. Para que la mujer tenga igualdad de oportunidades, necesitamos que los hombres se unan a nuestra lucha.
Durante el siglo XX las mujeres conquistaron la vida pública. Llegaron a todo tipo de oficios, se les empezó a dar un lugar en la política, las artes, las ciencias y la cultura. Ahora es el turno de los hombres. Ellos deben conquistar la esfera privada. Deben reclamar jornadas que les permitan disfrutar de su familia. Deber exigir permisos de paternidad equiparables a los de las mujeres. Deben excusarse en la oficina porque sus personitas tienen fiebre y avisar de que quizá tengan que volver al médico el viernes. Tienen que pedir días libres para asistir a las reuniones del colegio, o la función de navidad o el torneo de turno.
Sólo entonces, cuando haya una corresponsabilidad de manera generalizada, los hombres y las mujeres serán libres y no tendremos que escribir artículos como éste.
¿Tú concilias o renuncias? ¿Te sientes identificada con alguno de los aspectos comentados? ¿Hay algún punto de vista que no compartes? ¿Hay alguna opinión que me quieras hacer saber? Estoy abierta al debate.
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Gracias por leerme.
La verdad es que el sistema es un asco. Todas las mamás que conozco pasarían más tiempo con sus bebés (se incorporarían más tarde al trabajo, pero no siempre es posible).